lunes, 16 de enero de 2017

Voz del Pueblo, Voz de Dios.

Históricamente el liderazgo político dominicano, ha tenido una actitud constante de escuchar  o ser sensibles a las demandas de la población casi exclusivamente cuando esa voz del pueblo se ha hecho sentir en sectores o en escenarios que alteran el clima de gobernabilidad. 

Cuando existe amenaza del orden público o existen organizaciones de la oposición detrás de algún reclamo social con la intención de desestabilizar el gobierno y con claras orientaciones para incitar a la anarquía, es normal que se produzca una reacción de represión de esas actividades o movilizaciones.

En la actualidad, como nunca es necesario invocar aquella frase de "poner el oído en el corazón del pueblo". Esa población que ha sido noble, buena y ha reconocido los aspectos positivos de la obra de gobierno del PLD. 

Una población que mayoritariamente se decantó por apoyar al hoy partido gobernante a pesar de tener la responsabilidad política de toda la deuda social y la agenda de desarrollo pendiente en república dominicana en el siglo 21.

Está planteada para el próximo Domingo una manifestación pacífica, convocada oficialmente por la sociedad civil, sin afiliación política que la patrocine, pero concitando el apoyo de varias organizaciones sociales, así como el apoyo natural de los partidos de oposición.

La respuesta del gobierno no se ha hecho esperar con una reacción algo tímida al iniciar acciones de perseguir la corrupción ante el caso de sobornos de la empresa ODEBRECH.
Además de un decreto del presidente Danilo Medina creando una comisión de "notables" para investigar una de muchas obras que ha realizado esta empresa desde 2001.

La fuerza de esta convocatoria mas que en los organizadores, radica en el reclamo justo y en hechos punibles tipificados en nuestra actual legislación que a nivel internacional en otros países ya han sido sancionados dejando un ejemplo de que sí se puede. 

Es una pena que en esta oportunidad no se quiera poner el oído en el corazón del pueblo. Lo digo porque el esfuerzo del gobierno por debilitar esa actividad, está por el orden de darle un matiz político y esgrimiendo argumentos que no prueban o justifican su inocencia si no mas bien que intentan minimizar los hechos.

Otra acción en respuesta ha sido silenciar los medios de comunicación y responder en redes sociales generando tendencias inorgánicas y artificiales. 

Pero podrán competir el día 22 con la indignación acumulada de aquellos que voluntariamente han determinado expresarse en contra de un mal social endémico diciendo una y otra vez #YoVoyPaLaMarcha? Este se ha mantenido durante días en tendencia orgánica, natural, generada por cuentas de ciudadanos voluntarios, incluso de personalidades muy conocidas y respetadas.  

Ante la presión social que ha generado la convocatoria el gobierno trata de contrarrestar esta tendencia en las redes sociales, con acciones que muestran la desaprobación a una actividad espontánea de la sociedad, que está dando una respuesta pacífica y cívica, repudiando la corrupción y reclamando el #FinDeLaImpunidad.

Si el gobierno y el partido gobernante tienen una intención de ejercer la transparencia y de luchar contra la corrupción, deberían ofrecer todas las garantías posibles para esta actividad se realice en libertad absoluta.

Los intentos por debilitar esta marcha deben ser mostrando diligencia y acciones concretas que envíen a la población una señal de empatía con su reclamo, a la altura de las circunstancias. 

Tratar de ignorar la voz del pueblo es una apuesta muy arriesgada si analizamos la historia resiente en latinoamérica donde el caso Odebrech a costado a otros gobiernos legítimos y muy populares, incluso la perdida de dos grandes líderes de la talla de Lula o Dilma. 

Dice un famoso refrán que "lo mucho hasta Dios lo ve" así que en esta ocasión es preferible escuchar al pueblo, sobre todo porque su reclamo es válido. Está siendo demandado sin atentar contra la estabilidad del gobierno, ni alterando la paz social, si no en el marco de un estado social democrático de derechos. 

Es muy importante que en esta ocasión la sociedad dominicana aproveche la presente crisis para hacer oír su voz de manera contundente y que el gobierno dominicano se abstenga de limitar o torpedear este sagrado derecho constitucional.

El beneficio es para ambas partes, gobernantes y gobernados, porque pueden salir fortalecidos de este proceso. 

1.El gobierno satisfaciendo la demanda de justicia de la sociedad recuperando su autoridad al cumplir y hacer cumplir nuestra constitución. 

2.La sociedad a su vez se beneficia al obtener un poder para demandar de sus gobernantes el que se sometan a su propia legalidad y que estos la respeten al servirle con la transparencia que ella hoy justamente reclama.

Debemos aprovechar la ocasión para promover cambios y transformaciones estructurales en materia de transparencia. Promover las propuestas de #gobiernoelectrónico y #revisióndepatrimonio del diputado José Laluz, las cuales contienen una serie de elementos que hacen eficientes los procesos de prevención así como de  persecución de la corrupción.

El enfoque de estas propuestas y su contenido puede transformar para siempre los modelos existentes que propician una estructura favorable para la corrupción en todos los sectores de la sociedad dominicana. Con #revisióndepatrimonio se recupera lo robado además de desincentivar de forma permanente la corrupción.

La lucha debe ser amplia y no selectiva, debe tocar a todos los sectores para cumplir con el rigor necesario para trascender en la historia. El caso Odebrech no se limita a sobornos a funcionarios públicos, también involucra parte de nuestro liderazgo económico, nuestra clase política, medios de comunicación y otros actores incluso del liderazgo religioso.  

Es importante que sirva de catarsis social, de un verdadero momento de definición de nuestra identidad democrática, de madurar como nacion y de pasar de una lucha segmentada o selectiva a una lucha mas honesta. 

Debemos buscar remover el cáncer de la corrupción de todas las estructuras que conforman nuestra patria, de cualquier acción ciudadana que la fomente o la promueva sin importar nuestra lealtad partidaria, nuestros apegos o intereses personales.

Es hora de sincerarnos y de una vez por todas afrontar nuestra cultura de la corrupción en todos los niveles para construir sobre bases solidas la nacion que aspiramos dejar a nuestros hijos. El momento es ahora de elegir que queremos como país. 


Mencía Ortíz 






   

      







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