Alguien me dijo una vez que los dominicanos llevamos en nuestro ADN la corrupción como una especie de tara que define nuestro comportamiento en casi todas las actividades y en todos los niveles de nuestras capas sociales. Así como existe el sueño americano, existe el sueño dominicano.
Muchos de mis compatriotas nos sentimos ser la excepción incorruptible, nos basamos en nuestra ética, valores y principios.
Así que con frecuencia nos indignamos al ver titulares que claramente muestran indicios o evidencian actos de corrupción.
Empecemos por definir la palabra corrupción:
Tiene que ver con la degradación, transformación en algo distinto a su naturaleza o propósito, una descomposición.
En términos mas cercanos a lo que nos ocupa existen varias definiciones para definir este concepto en función de quien comete la acción y en contra de quien.
La corrupción empresarial, los delitos, las faltas cometidas por una empresa o por personas ligadas a la misma en su beneficio o de sus propietarios.
La corrupción policial, es el uso indebido de atribuciones, recursos o información, con el objeto de obtener provecho económico o de otro tipo para sí mismo o para terceros.
La corrupción política, consiste en el abuso del poder mediante la función pública para beneficio personal.
La corrupción lingüística, es el cambio ortográfico o semántico de un término, introducido a través de errores sucesivos en la transcripción o en la comprensión de los hablantes y por último la corrupción de materiales, que es la alteración de la pureza o integridad de una sustancia, tanto si es por su desmembración, por la mezcla con otras sustancias o por la desviación de su curso esperado.
En todas estas definiciones está presente un elemento común y es el juicio a partir de normas, expectativas o la naturaleza de las cosas o acciones.
El conocimiento del concepto en su mas amplia definición es vital para abordar su combate de manera efectiva.
Para actuar con integridad en el abordaje de este tema, no es mi intención ser ofensiva a los pocos seguidores de este espacio y para continuar con el tema que trato de establecer es necesario ir al origen de nuestra nación.
Un país que surge desde su nacimiento de un acto de corrupción con impunidad eterna llamada "descubrimiento de América".
En lugar de invasión, violación y saqueo se corrompió la historia misma para describir los hechos matizando como siempre con palabras mas apropiadas al interés de los que hasta el día de hoy continúan disfrazando sus acciones con el vestido de la mentira.
Hemos sobrevivido a pesar de hasta el día de hoy repetimos con distintos actores y locaciones la misma escena.
Para los dominicanos la corrupción es algo malo si eres juzgado, atrapado, sorprendido, juzgado y condenado.
Cuando logras ser un corrupto y logras disfrutar tus logros económicos, exhibirlos y salir impune, eres un héroe para la sociedad y has logrado cumplir el sueño dominicano.
Con mucha pena y vergüenza lo digo, pero la sociedad dominicana que rasga sus vestiduras por ver castigados a los corruptos, es la misma que los admira, respeta, distingue y adula solo para que le den lo suyo o se le pegue algo bueno.
Al iniciar mi incipiente participación en la actividad política, lo he hecho inspirada por los ideales éticos del profesor Juan Bosch. He vivido un proceso de desgaste y extenuación. Intentando inútilmente contagiar a otros con su visión política, tratando de emular su recuerdo sin encontrar mas que grandes y profundos suspiros de admiración por el.
A pesar de mis grandes esfuerzos por promover y difundir sus ideas, su ejemplo, sus palabras, así como seguir a aquellos líderes contemporáneos que reúnen sus condiciones éticas o visión política, la gran sorpresa es que les parece utópico e inimitable ese estándar ético. La misma sociedad que tratamos de servir tiene expectativas muy bajas y no está dispuesta a sacrificar ningún beneficio.
La misma sociedad que te habla de lucha contra la corrupción, ni siquiera sabe describirla. No entiende su significado, no sabe donde empieza y donde termina.
Sea por ignorancia o por conveniencia maneja este término en su definición mas excluyente y mas exclusiva.
Esta sociedad es selectiva en su lucha, es subjetiva en el análisis y sobre todo tiene una doble moral que no le permite ganarse el respeto de quienes la dirigen porque conocen su debilidad y su inconsistencia.
Esta sociedad posee una cultura de corrupción arraigada a su propia naturaleza. El comportamiento contradictorio, flexible y selectivo, nos hace vulnerables.
Esa cultura de corrupción-impunidad se encuentra en cada capa de nuestra sociedad:
Un conductor: se pasa en rojo/el oficial de AMET lo chancea.
Un estudiante: Saca un chivo en un examen/el padre lo felicita por su buena nota.
Una señora: que logra colarse en la fila del banco/un cliente que se lo deja pasar por cortesía.
Un delivery: que logra quedarse con la devuelta/un cliente que no se lo reclama porque eso son cheles.
Un Pastor: que gasta los diezmos y ofrendas en beneficio personal/ una iglesia que no pide cuentas.
Un chofer: que maneja sin licencia/un oficial que recibe dinero y lo deja ir.
Un empleado: que llega tarde al trabajo/un jefe que le paga lo que vale su trabaja.
Un asesor: que cobra sin trabajar/un funcionario que paga favores políticos.
Un empleado: que se pone a barajar en el trabajo/ un empresario que evade impuestos.
Un comerciante: que arregla el peso del negocio/un cliente que le coge fiao y no le paga.
Un empresario: que evade impuestos con doble contabilidad/un cliente que no pide comprobante fiscal.
Un periodista: que cobra por callar o por defender posiciones/un ministro que invierte en RRPP.
Un profesor: que seduce a una alumna para que le haga favores sexuales/una mala estudiante que no quiere estudiar.
Un jefe: que acosa sexualmente a su secretaria/una secretaria que viste sexy para lograr un asenso.
Un comerciante honesto vende en efectivo mercancía a un cliente de perfil dudoso/un cliente acepta comprar sin factura.
En resumidas cuentas pocos dominicanos quedarían ilesos ante una revisión exhaustiva de sus actuaciones, en algún punto de su vida podríamos detectar actos de corrupción de mayor o menor cuantía.
Una vez expuestos estos argumentos, paso a exponer la tesis que nos ocupa: El sueño dominicano.
Nuestra aspiración personal instintiva, consiste en alcanzar algún nivel de éxito económico y social.
El método, habilidad, tigueraje, destreza, audacia, es algo secundario porque nuestra cultura por un lado promueve el famoso: "soy pobre pero honrado" y por otro lado define el éxito personal por la cantidad de posesiones que un hombre logra acumular. Decía la madre de Pablo Escobar, "lo importante es no dejarte pillar."
Qué nos indigna de la corrupción a los dominicanos, el hecho en sí o la falta de oportunidad?
Que nos molesta el atraso moral o la pobreza que genera?
Realmente que sentimos por la corrupción? Será que nos mata la envidia?
Qué es lo malo de la corrupción? Como bien dice el periodista Carlos Batista: "que no me dieron lo mio."
Qué haríamos si nos vemos con la oportunidad de resolver nuestra situación personal sin que existan consecuencias?
Criticamos las botellas en el gobierno, hasta que nos ofrecen una. Entonces nos llenamos de argumentos lógicos, le cambiamos el nombre de botellas por asesorías. Justificamos diciendo que es un cargo político o una colaboración externa a la institución. Empezamos a racionalizar y justificar nuestras decisiones observando a nuestro alrededor que no somos los únicos en esa situación.
Criticamos a los comunicadores que se venden. Hasta que lanzamos nuestro propio espacio de comunicación llenos de ilusión porque con el vamos a cambiar el mundo!! Luego no logramos apoyo económico o comercial por nuestras posiciones en defensa del pueblo. El mismo pueblo que aplaude tu valor y tu integridad, lamentablemente, no paga tus facturas. Denunciamos y reproducimos insultos para el corrupto de moda, pero callamos la corrupción del político o familiar que nos ayuda en lo personal, cerramos los ojos para ver la corrupción que nos beneficia, mientras condenamos la de otros.
Llegas a un cargo público y hasta el mas santo cristiano espera que te aproveches, que resuelvas tus problemas económicos, que no seas pendejo, total todos lo hacen.
Ser un hombre o mujer importante siempre estará asociado a tener dinero, la admiracion de nuestros padres siempre será por el hijo que mejor le ha ido en la vida, ni siquiera por el que mas le ayuda.
Es más fácil perdonar a un familiar por corrupto, que por terminar su vida siendo pobre.
Así que, revisemos como sociedad nuestros estándares y nuestro concepto de corrupción. Enfrentemos que nuestro problema empieza y termina como sociedad en nosotros mismos, en cada acción por pequeña y por intrascendente que esta sea.
Todo el mundo en este país es serio hasta que le llega la oportunidad de administrar recursos públicos, salvo pocas excepciones. Entendamos que en nuestra sociedad los mismos que reclamamos transparencia, no la ofrecemos muchas veces.
Los mismos que acusamos a los políticos corruptos, somos los que les presionamos para que nos den empleo, nos resuelvan problemas personales o nos hagan favores con recursos públicos.
Es duro tener que ver estas verdades en toda su amplitud y alcance, muchos no se sentirán cómodos con estas reflexiones. Debemos definir que queremos como sociedad y tener una conducta coherente al momento de actuar en lo pequeño, en lo cotidiano igual que en lo grande.
La doble moral del dominicano es la expresión mas clara de que los casos de corrupción serán nuestro acompañante de viaje, hasta que entendamos nuestra necesidad de re-aprender otra cultura distinta.
Hasta que no empecemos con nosotros mismos, hasta que no nos respetarnos para poder exigir respeto.
Elevemos el estándar personal y recuperemos la moral. Busquemos el origen del problema y extirpemos este cáncer de raíz.
"Cuando servimos a Dios por dinero, somos capaces de servir al diablo por un mejor salario."
Mencía Ortíz
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